jueves, 24 de enero de 2008

Inocente Mariposa!



La vida del popular locutor de Nueva York Alipio Cocco Cabrera está llena de anécdotas de todo género. Con ellas, dicen, se puede escribir un libro.


Esta que sigue nos la contó Felix Gómez, quien fuera Jefe de Redacción de El Nacional, amigo y compadre de Alipio.


El propietario y director del periódico era el doctor Rafael Molina Morillo
. Eran los años setenta, época en que Alipio se desempeñaba como corresponsal del periódico El Nacional en Villa Mella, donde residía.


Alipio ha sido siempre todo un personaje, y en esos tiempos se caracterizaba por el uso permanente de sombrero de Panamá y espejuelos oscuros, desplazándose desde Villa Mella hasta la redacción del periódico en la Avenida San Martin para redactar sus notas.


Villa Mella como se sabe se hizo famosa por el expendio de ricos chicharrones. 
En esa comunidad existían granjas y fincas dedicadas a la crianza porcina, de la cual se suplían los fabricantes de chicharrones.


Había un señor con una granja de cerdos muy productiva y exitosa, que una mañana recibió la visita de un señor ensombrerado que, libreta y lápiz en mano, desde que llegó al lugar se dedicó a hacer anotaciones.


El dueño de la granja esperó pacientemente que el visitante hiciera sus apuntes, y cuando terminó le preguntó en tono muy amable.

-Qúe se le ofrece, señor?

-Yo soy el periodista Alipio Cocco de El Nacional.

Nosotros hemos recibido muchas quejas de sus vecinos debido al olor insoportable que despiden sus puercos.

-Qué raro, porque los cerdos mios llevan una crianza muy higiénica.- dijo el granjero.

-

Pues no señor, hay muchas quejas por el bajo que despiden sus puercos en sus pocilgas, y yo lamentablemente voy a tener que escribir un reportaje denunciando esa situación.

-Pero, señor, yo le estoy diciendo que eso no es verdad.

-Que no es verdad, ?. Será que usted no tiene nariz o que está acostumbrado al bajo.

Deja que yo publique este reportaje, de seguro que hasta le cierran la granja. Tú veras!



Alipio terminó de hacer otros apuntes, cerró su libreta, y cuando se marchaba le dijo al señor de la granja:

-Léame mañana...



Antes de abandonar la granja escuchó al porcicultor que le dice:

-Oiga, periodista, cuando llegue al periódico me le dá saludos a Rafaelito!

-Cuál Rafaelito?- preguntó Alipio.

-A Rafael Molina Morillo, el dueño y director del periódico.

- Como? Y usted lo conoce?- volvió a preguntar Alipio.

-

Claro, yo soy su papá...

Dizque a Cocco le entró una tos con sudores y lo único que se le ocurrió decir fue que era una broma con motivo de El Día de los Inocentes, sin ser Día de los Inocentes.



Y como habrán de suponer, esa crónica sobre los hediondos puercos, nunca se publicó....pero tampoco se redactó.

ciudadenvivo/josephcáceres/merengala

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